El rincón de la palabra

   5º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C.

          Del Evangelio de Lucas:
          "Desde ahora seréis pescadores de hombres" (Lc 5,11)

          La Palabra de Dios presenta este Domingo tres relatos de vocación (Isaías, los Apóstoles y  Pablo). Son llamadas, en primer lugar-, a creer, a ser testigos. La vocación es una llamada de Dios, una respuesta del hombre y una misión que cumplir.
          La llamada de Dios, -la vocación-, es siempre arriesgada y difícil. Por ejemplo, Abrahán tiene que dejar su tierra... Moisés tiene que presentarse al Faraón... Los Apóstoles tiene que dejar la familia y su profesión... Nosotros, ¿qué estamos dispuestos a dejar por el Señor? Recuerden los Ejercicios Espirituales de San Ignacio:
"¿Qué he hecho por Cristo? 
¿Qué estoy haciendo por Cristo? 
¿Qué estoy dispuesto a hacer por Cristo?".
          Muchas veces uno se siente incapaz ante la misión que se le encomienda. Pero, cuando el Señor llama, da la gracia, la fuerza necesaria para llevar a término la misión.
          Cuando Dios llama a alguien para una misión no tiene en cuenta sus méritos, sino su disponibilidad. 
¿Por qué faltan vocaciones religiosas y sacerdotales?


4º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

            "Y decían: ¿No es este el hijo de José?" (Lc 4,23)
         El Credo resume la fe en Jesús diciendo: Verdadero Dios y verdadero hombre. ¿Quién es Jesús? ¿Cómo era Jesús? ¿Era alto o bajo? ¿Rubio o moreno? ¿Fuerte o débil? No podemos responder a estas preguntas. Pero podemos decir que Jesús fue un hombre hermoso, con  gran atracción personal. Por ejemplo, los Evangelios nos describen sus ojos y su voz. Su mirada era dulce, de compasión, de amor, de amistad. Su voz era firme y segura. Lo que anunciaba se cumplía. Sabemos que tenía un cuerpo sano y un alma fuerte.
           ¿Cómo era Jesús humanamente? Era un hombre que sabía lo que quería. Tenía una lucidez extraordinaria de juicio y una inquebrantable fuerza de voluntad. Era un hombre libre. No se sentía preocupado por el futuro de su vida ni de su obra.
         No dejó a los apóstoles ninguna instrucción para su Iglesia. Sólo que se reuniesen de vez en cuando para celebrar la Eucaristía, en su memoria. Todo lo demás lo confió al Espíritu Santo.
          No tuvo miedo a la muerte. No la buscó, pero tampoco huyó. No hizo ninguna concesión a sus adversarios. Aceptó la muerte cumpliendo la voluntad del Padre. Fue, nada menos, que todo un hombre.En otra ocasión veremos que también era Dios.


 DOMINGO 3º DEL TIEMPO ORDINARIO 
                         
         Del Evangelio de Lucas: 4, 14 - 21.

          Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde está escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor".
         Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó y dijo: "Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír"
Palabra del Señor.

       Después de dos mil años tenemos que seguir preguntándonos: ¿Cuándo serán evangelizados los pobres? ¿Cuándo recobrarán la libertad los oprimidos? ¿Cuándo habrá justicia y paz? Siempre habrá pobres entre vosotros, dijo Jesús, pero no dijo que siempre sean los mismos.
                Todos hemos sido enviados a predicar la "Buena Nueva" (el Evangelio), no sólo los sacerdotes. Todos tenemos que hacer "opción preferencial" por los pobres.Todos tenemos que acercarnos al que sufre, al que está sólo. Todos tenemos que luchar contra la injusticia y la opresión. 
                     


2º Domingo del tiempo ordinario

              Juan 2, 1 - 11.


    María le dijo a su Hijo: "No les queda vino".
    Jesús contestó: "No ha llegado mi hora".
    Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él os diga".

Comentario

     Voy a comenzar con un chiste. Después de la boda, José terminó con una resaca tremenda. Al levantarse al día siguiente dijo a su mujer: "María tráeme un baso de agua bien frío; pero, por favor, que no lo toque el niño".
      Cambiar el agua en vino no fue sólo un regalo de bodas, sino el anuncio de que ha comenzado una situación nueva, una religión nueva.
      La participación de Jesús en la boda nos está diciendo que Dios bendice el amor. Que Dios se hace presente en todas las bodas porque el matrimonio es un signo del amor de Dios.
       Pero el amor es limitado y muchas veces se termina. Ya saben que el amor es eterno, mientras dura... Y llega el desaliento, el cansancio, la incomprensión...


       Y María estaba allí. Descubre el problema y se lo hace saber a Jesús. En el Evangelio de Juan, María sólo aparece dos veces: aquí y en el Calvario. Por último, recordar que estas palabras de María son su testamento: "Haced lo que él os diga". Y después vino el silencio.

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